En las faldas del monte Urgull se encuentra una de las calles más antiguas San Sebastián: la calle 31 de Agosto. El nombre de esta calle se debe por un hecho ocurrido durante la guerra que ocurrió en la misma ciudad en el año 1813. El ejército anglo-portugués que atacaba la ciudad, la saqueó y la quemó al darse cuenta de que estaba afrancesada. Sólo las iglesias del barrio y algunas casas de esta calle quedaron en pie:
“Ciudad de San Sebastián, dos de la madrugada:
Después de varios días de intenso bombardeo, en que se logra un mayor ensanchamiento de la brecha abierta en un primer asalto sin éxito el 25 de Julio, asalta la ciudad una columna de voluntarios (llamados "Los desesperados") que al llegar a lo alto de la brecha se encuentran con la sorpresa de que están a 4 m. de altura sobre el suelo de la ciudad. Las tropas francesas aprovechan este desconcierto para acribillarlos.
Dos meses antes el ejercito francés en plena huida del territorio español, había dejado unos 3.000 soldados en la plaza fuerte de San Sebastián para cubrir su retirada.
Cuando parecía que a las tropas de asalto no les quedaba más remedio que la retirada, un incendio fortuito producido durante la refriega, alcanza el depósito de munición francés, sembrada la duda en este bando, momento que aprovechan los asaltantes para penetrar en la ciudad, obligando al ejercito francés a replegarse hacia el castillo de la Mota, donde capitularán el día 8 de Septiembre.”
Hoy en dia, cada 31 de agosto se apagan las luces de esta calle y cientos de personas encienden velas blancas para rememorar el acontecimiento. Unos metros más adelante nos encontramos con la basílica de Santa María del Coro, patrona de la ciudad.
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